Vicente Sánchez escribía versos en su juventud tratando de entender las emociones y sentimientos que afloraban en aquel escenario vigilado anterior a la transición democrática española.
Publicó en 1978, de forma semiartesanal, el cuaderno de poemas Las flores de papel, de plástico, de esparto, reflejos de rebeldía, de juventud, de intento de subversión de aquella realidad.
Continuó escribiendo esporádicamente, publicando en alguna revista y en algún libro colectivo, y guardando notas «para cuando tuviera tiempo».
Desde finales de 2016, las circunstancias le han brindado el tiempo para hacer lo que decía que haría cuando lo tuviera: caminar, conocerse mejor, leer, ir en bici, escribir, viajar, estudiar, escuchar música, produndizar en la amistad…
De esta querencia e impulso por escribir, que ha mantenido desde joven, han visto la luz en 2018 el poemario País desierto, en 2020 De pasos y de pausas y en 2022 Via finis.
Dice estar muy agradecido por este intervalo en el que ha podido acercarse más a ser quien es, consiguiendo hacer, en buena medida, lo que quiere y disfrutar del camino que se va fijando.
«Dejo al verso la última palabra,
mi aliento diferido,
la flor póstuma».